Tal como explicaron los autores de la investigación, al haber más ingresos en el hogar, gracias a las horas trabajadas por el hombre, la mujer podría contratar a alguien que se ocupara de la limpieza de la casa y que cuide a los hijos, quedándole más tiempo a ella para otras actividades, como ejercitarse.
Pero esto no ocurre en caso contrario. “Los hombres, cuyas esposas trabajaban más horas son particularmente, menos proclives a pasar más tiempo haciendo ejercicio o alguna actividad física, como correr, nadar o andar en bicicleta”, aseguraron.
La razón de tal desigualdad se debe precisamente a la falta de equidad en los ingresos, ya que al trabajar ellas más, los casos no demostraron que con los ingresos femeninos se pudiera pagar por ayuda para las tareas domésticas. Por esto, la salud de ellos incluso podía deteriorarse.
Entre las esposas que sacaron menor puntaje en el ranking de felicidad en el estudio, fueron aquellas, cuyos maridos trabajaban entre 41 a 49 horas a la semana. Es decir, entre 8 horas y menos de 10 horas al día.
Fuente: Emol
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