Los frutos secos nos hacen vivir más. Lo confirma el mayor estudio realizado hasta la fecha, más de 120.000 personas, que publica la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine (NEJM), cuyas conclusiones aseguran que aquellas personas que comen nueces a diario tenían un 20 por ciento menos probabilidades de morir por cualquier causa en un período de 30 años, que aquellos que no consumían frutos secos.
El trabajo de los investigadores del Instituto del Cáncer Dana Farber, del Hospital Brigham de Mujeres y la Escuela de Salud Pública de Harvard, todos ellos en EE.UU., contiene además otra buena noticia: las personas que consumen regularmente frutos secos suelen ser más delgados que los que no los comen, un dato que contradice la creencia de que los frutos secos engordan.
Pero desde luego el dato más importante del trabajo es el impacto de los frutos secos en la reducción en el riesgo de muerte por cualquier causa. Según Charles S. Fuchs, del Dana Faber, «el beneficio más evidente se observó la reducción de las muertes por enfermedades cardiovasculares, casi del 30%». Pero además, Fuchs, quien dirigió el informe, añade: «también hemos visto una reducción significativa -11 por ciento- en el riesgo de fallecer por cáncer».
Confirmación
Aunque hay estudios previos que han encontrado una asociación entre el aumento en el consumo de frutos secos y un menor riesgo de enfermedades como las cardiovasculares, diabetes tipo 2, cáncer de colon, colesterol elevado, etc., hasta ahora ninguno había analizado con tanto detalle en los distintos niveles de consumo de frutos secos y sus efectos sobre la mortalidad global en una población tan numerosa, 76.464 mujeres y 42.498 varones, que ha sido controlada durante más de 30 años, de 1980 a 2010 las primeras y de 1986 a 2010, los segundos.
«En todos los análisis vimos que los que más nueces comían tenían menos probabilidades de fallecer durante el periodo de seguimiento de 30 años», explica Ying Bao, del Hospital Brigham de Mujeres. La investigadora señala que aquellos que consumían frutos secos al menos una vez a la semana tenían una reducción en la mortalidad del 7 por ciento; si lo hacían una vez a la semana, la cifra era del 11 por ciento; si consumían de dos a cuatro veces por semana, subía al 13; y si los comían de cinco a seis veces por semana o más de siete veces a la semana, la disminución era del 15 por ciento de reducción y del 20, respectivamente.
Causa-efecto
Los autores reconocen que su trabajo no puede demostrar definitivamente la relación causa-efecto; sin embargo, señalan, los resultados coinciden con «una gran cantidad de datos de ensayos clínicos y observacionales previos como para que se sugieran los beneficios del consumo de frutos secos sobre muchas enfermedades crónicas». De hecho, las autoridades sanitarias de EE.UU. (FDA) señalaron en 2003 que el consumo de 1,5 onzas (unos 43 gramos) de nueces al día «puede reducir el riesgo de enfermedades del corazón».
Ya lo sabe; coma cacahuetes, nueces, avellanas, almendras, anacardos, nueces de macadamia, pistachos o piñones. «Su corazón se lo agradecerá», asegura Fuchs
Dieta Mediterránea
Los beneficios de los frutos secos como integrantes de la dieta mediterránea ya se conocían. El pasado febrero se dieron a conocer los resultados del Estudio 'Prevención con Dieta Mediterránea', Predimed, también publicados en NEJM, en el que se valoraban los efectos de la una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen o frutos secos como las nueces, avellanas y almendras, y se concluían que cualquiera de las dos es más eficaz que las dietas bajas en grasas de todo tipo recomendadas para prevenir patologías cardiovasculares.
Los beneficios de los frutos secos como integrantes de la dieta mediterránea ya se conocían. El pasado febrero se dieron a conocer los resultados del Estudio 'Prevención con Dieta Mediterránea', Predimed, también publicados en NEJM, en el que se valoraban los efectos de la una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen o frutos secos como las nueces, avellanas y almendras, y se concluían que cualquiera de las dos es más eficaz que las dietas bajas en grasas de todo tipo recomendadas para prevenir patologías cardiovasculares.
En este caso se evaluaron 7.500 personas mayores de 55 años , y se repartieron en tres grupos: el primero siguió una dieta mediterránea con 1 litro por semana de aceite de oliva virgen extra; el segundo, una dieta mediterránea suplementada con frutos secos, (almendras y nueces) 30 g al día; y el último grupo siguió una dieta baja en grasas. Tras un seguimiento medio de unos cinco años, los dos grupos con dieta mediterránea presentaron una disminución del 30% en la tasa de los infartos del miocardio, trombosis cerebral o mortalidad por enfermedades del corazón, en comparación con grupo control. Este beneficio, dijeron los investigadores, es realmente importante y, posiblemente, mayor de lo que se podría esperar con los fármacos. De hecho, Felipe Casanueva, director científico delCentro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (Ciberobn), y autor del trabajo, señaló en su momento que este trabajo «cambiará la política nutricional a nivel global».
Fuente: ABC
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