Según los expertos, más de la mitad de las personas que se realizan cirugías plásticas son mujeres, como una forma más fácil de verse mejor; pero en muchas ocasiones ocurren complicaciones que provocan lesiones permanentes o la muerte.
“Si un procedimiento permite un 2 % de complicación y un 98 % de éxito se acepta como bueno, aunque van a existir dos personas de mil que se operen, que puedan desarrollar un problema” explica el presidente de la Sociedad Dominicana de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética (SODOCIPRE), Héctor Herrand.
El cirujano resaltó que estos “incidentes” son comunes, pero que en algunos casos no necesariamente son causados por la operación, como son las infecciones.
“Tan pronto un paciente operado desarrolla una infección de este tipo, se tiene la alta sorpresa de que pudo haber sido quirúrgicamente, pero no necesariamente es así”, señala.
Y aunque los médicos se guían del “método de la probabilidad”, víctimas de estos procedimientos no piensan lo mismo.
“Yo creo que eso no es una cuestión que tiene necesariamente que parar en una tragedia, pero sucede que a muchas de esas personas lo que les interesa es el dinero y no toman los cuidados necesarios”, dice visiblemente afectado Miguel Montás.
Miguel Montás perdió a su esposa María Mercedes durante una cirugía plástica realizada por el médico Franklin de Jesús Acosta, en el Centro Internacional de Cirugía Plástica Avanzada (CIPLA).
María Mercedes murió el 13 de julio del año 2011 cuando era sometida a una abdominoplastia, supuestamente tras sufrir una embolia pulmonar, pero su esposo no sabía que esta se haría dos procedimientos más durante la misma intervención.
“Dice el médico que él la tenía boca abajo haciéndole un procedimiento y que cuando trato de voltearla ella murió. Cuando vi el cadáver tenia los muslos marcados con un marcador que parece que le iban a hacer algo más, no sé", explica.
A sus 52 años, su esposo dice que ella lucia muy bien. Ya se había "levantado" los senos dos años antes y quería seguir mejorando su aspecto, en lo cual él siempre la apoyo.
¿Qué tan seguras son las cirugías múltiples? Celeste Alicia Ureña, al igual que María Mercedes fue sometida a dos operaciones en una.
Ureña se realizó una abdominoplastia y una lipo-escultura, el mismo día. “Me siento muy mal, muy arrepentida y después de eso no he podido trabajar más”.
Celeste adquirió la microbacteria SPP en el abdomen, causándole llagas profundas que acumulan pus y sangre, creciendo cada vez más.
“El dolor del abdomen es muy fuerte y cuando se me abre un hoyo de estos me cabe casi un dedo, la barriga se me pone bien hinchada”, relata entre llantos Celeste.
En varias ocasiones trató de suicidarse. “Por estar buscando verme mejor mira como quedé, con tantos problemas y tantas cosas no me siento con mucho gusto de seguir”.
Celeste fue operada en septiembre del pasado año por la doctora Ivelisse Bello, en la clínica Santo Domingo Plastic Center, ahora Centro Médico El Vergel.
Luego de su operación, dos semanas después empezaron a salirle llagas en la misma herida donde fue operada. Dos, tres y cuatro hoyos empiezan a asustarla por lo cual decide ir a ver a la doctora Bello quien la envía a hacerse un cultivo en el área.
“Ella misma me mandó donde el infectologo Miguel Ureña y él fue que me dijo que yo tenía una bacteria”, asegura Celeste.
En ese entonces es sometida a antibióticos que curaran las heridas resultando favorables, por lo cual decide irse a Estados Unidos, donde reside; luego se percata que la bacteria nunca murió siendo posteriormente intervenida quirúrgicamente para drenarle el estomago lleno de pus.
“Me pusieron una maquina con un catéter por la vena aorta para pasarme un antibiótico, porque de otra forma no hace el mismo efecto, y la tengo que usar todo el día al parecer hasta 6 meses”, afirma compungida.
Cada día que pasa es más pesado y deprimente para Celeste, quien sin poder hacer nada espera que su hija mayor regrese del colegio y la ayude. No está segura de cuándo pueda recuperarse.
“Son bacterias que aunque crecen lento para el tipo de bacteria común, crecen muy rápido para otras que aunque su tratamiento necesita ser muy especifico porque no se tratan con los antibióticos normales del día a día, sus cultivos tardan tiempo de reportarse”. detalló Herrand.
Herrand, médico cirujano, detalla que dicha bacteria es familia de la microbacteria que producen la enfermedad de la tuberculosis o lepra, pero que supuestamente no tiene nada que ver y no causa la muerte.
“¿Cómo es posible que una persona que va a hacerse una cirugía estética sin ninguna complicación de salud, termine con una lesión permanente?”, inquiere el abogado Jorge López, quien representa a 5 víctimas de la clínica Efecto Brush, a manos de Franklin Polanco, que hacía pasar como médico.
Una de sus víctimas, oriunda de Nagua, resultó con una necrosis en ambos pezones, perdiéndolos, los cuales tendrán que ser tatuados y deberá someterse a una nueva cirugía reconstructiva para eliminar las secuelas dejada por la mala práctica.
De estas 5, a una le fue dejado en el seno izquierdo un pedazo de guante; mientras a otras tres les fue inyectada una sustancia prohibida por la Food and Drug Administration (FDA), en los labios de la boca y la vulva para lo que Polanco llamaba “vaginoplastía” sin bisturí.
“Esas sustancias prohibídas provocaron infecciones y secuelas graves en esas pacientes que tuvieron inclusive que someterse a cirugías para extraer ese cuerpo extraño y material no autorizado”…
Polanco, es director de la Clínica Efecto Brush, no es médico, pero evaluó a estas mujeres como si lo fuera, y así se vende.
“Estamos diciendo que una persona imprudente, que no tiene respeto por la vida humana, está poniendo en peligro a otros haciéndoles procedimientos sin tener la debida calificación”, refiere el especialista en cirugías plásticas y estéticas, Héctor Herrand.
Dice es un problema no solo con personas que no son médicos, sino con médicos que no conocen sobre la especialidad y solamente se saben el "ABC", con lo cual creen que porque se ven simples lo pueden realizar.
“No estamos bregando con un carro dañado, no estamos bregando con una pintura que salió mal en una casa, estamos bregando con una paciente sana a la que le provocamos una enfermedad que pudiera llegar incluso a cosas peores”, aclara Herrand.
Critica que estas malas prácticas repercuten en la imagen de la Cirugía Plástica, pero también repercuten en el cirujano plástico que atiende a la paciente que “va a tener que fajarse con todos los daños causados y sacar lo mejor posible de lo que quedó”.
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